Anoche fue la inauguración del otrohora llamado "Auditorio Metropolitano", hoy, gracias a un donativo de 160 millones de pesos, "Auditorio Telmex".
En los minutos previos al inicio del espectaculo encabezado por Plácido Domingo, se hizo la inauguración oficial del lugar. El primero en hablar fue Carlos Briseño, Rector de la Univ. de Guadalajara. Un discurso regular, hasta la parte en que mencionó el cambio de nombre. Vino la rechifla. Es evidente que a muchos no les agradó que eso ocurriera. Aunque honestamente no sé porqué les molesta tanto. En lo personal creo que ese recurso servirá a la UdeG, como bien lo ha manifestado su rector para continuar con el proyecto del Centro Cultural Universitario. Creo que mientras el acuerdo se haga público, para evitar malos entendidos, realmente no tiene tanta importancia cómo se llame y porqué. Finalmente Telmex es una empresa de Mexicanos (bueno, un mexicano). Mi vecino de butaca decía que lo que le molestaba de Telmex es que hubiera hecho eso hasta que el Auditorio estaba concluido, y no antes. Sus razones habrá tenido (Telmex), pero para mí, el hecho que cuenta es que es una manera de allegarse recursos que buena falta le hacían a la Universidad. A veces no entiendo a la gente...
Luego, vendría el discurso de Fernando Pérez Peláez. Lo admito. El hombre nunca ha sido de mi agrado y nunca lo será. Hay demasiadas cosas en las que difiero con él, pero una cosa es él y otra su investidura. En representación del Gobernador, dio un mensaje hablando de cuán importante era este centro como una continuación de la labor de divulgación cultural que hace ahora el Teatro Degollado. Todo bien, hasta el momento en que dijo que Emilio González Márquez se disculpaba por no poder asistir, ya que estaba en la Cd. de México en la entrega del Informe del Presidente Constitucional Felipe Calderón... vinieron gritos, rechiflas y hasta gritos de "Felipe, Felipe". Creo que era innecesario mencionar ese hecho, particularmente por cómo se dieron los hechos en los últimos días. Pero bueno, sobrevivió y terminó la inaugiración, y ahora sí... vino lo bueno.
Con un primer repertorio de Opera, Plácido Domingo y Virginia Tola nos deleitaron una tras otra vez. Un tenor emocionado, una soprano magnífica y una orquesta al nivel de las buenas. El Auditorio, por cierto, lleno y majestuoso. Terminó el primer bloque, vino el receso y luego continamos con una selección de zarzuela.
Plácido Domingo fue quien armó el repertorio, incluyendo como primera interpretación del esta parte nada más ni nada menos que "Mis Ojos al ver los tuyos", de "Molinos de Viento", pieza con la que justamente debutara hace casi exactamente 50 años en el Teatro Degollado. Continuaron desgranándose las interpretaciones. No sé, pero en mi percepción, sentí tanto a Plácido como a Virginia como más sueltos y emocionados en esta parte. También es verdad que la mayoría de las interpretaciones eran más alegres que algunas de las de ópera del inicio. Cierran con "La tabernera del Puerto", la gente aplaude y aplaude y grita.
Regresan e interpretan todo otro bloque de canciones como "Muñequita Linda", "El día que me quieras". Todo parecía indicar que el clímax sería "Granada", y así fue... por unos minutos. La cantó como sólo el sabe. Llena de color, de fuerza y emoción.
Salen del escenario, se apagan las luces y unos segundos después se escucha el Mariachi con el "Son de la Negra". La gente gritaba... termina la interpretación del mariachi y aparece Plácido vestido de Charro. Eso fue realmente emocionante. Cantó "Guadalajara", "Ay Jalisco", "Los Altos de Jalisco". Nos hizo cantar, nos hizo que la piel se erizara. Nos hizo disfrutar. Salí realmente satisfecho del espectáculo. Me siento orgulloso de que mi ciudad cuente ahora con un espacio más donde tener este tipo de espectáculos. ¡Enhorabuena!
