Mineral de Pozos
El viernes fuimos hacia un lugar que se encuentra en el camino entre Querétaro y San Luis de la Paz, GTO. Este lugar se llama Mineral de Pozos. Aun no es muy conocido, pero vale mucho la pena darse una vuelta por ahí. Se trata de un pueblo minero que evidentemente vio mejores épocas. Hoy día puede darse uno cuenta de sus mejores esplendores, los cuales quedaron plasmados en algunas de las fincas que aún sobreviven y en las ruinas de las que ya no. Mineral en sí es un pueblito pequeño con una plaza que debe disfrutarse mucho por la tarde.
Después de caminar un poco por el pueblo, y de tomar un delicioso desayuno en un pequeño restaurant del que no recuerdo el nombre ahora pero que está justo frente a la plaza principal (o bueno, la que se ve en esta foto, porque hay otra plaza más grande con una gran fuente), preguntamos por las minas y hacia allá dirigimos nuestra atención.
Las minas están saliendo del pueblo, desperdigadas entre los cerros secos de estos rumbos. Se ven por aquí y por allá, como chispitas de chocolate en las galletas. Algunas de más fácil acceso, otras que seguro requieren caminar más. Una de las primeras se encuentra casi a tiro de piedra de la terracería que sale del pueblo. Poco antes de llegar a ella hay unas chicas haciéndole promoción y además te dicen que puedes bajar a la mina. Asi que llegamos ahí, y efectivamente, algunos lugareños te ofrecen llevarte abajo por 20 pesos. Total que decidí tomar la propuesta y bajar. Aun cuando da un poco de miedo en algunas ocasiones (uno no sabe finalmente qué hay abajo y sobre todo... qué tan abajo esté eso), en realidad se puede bajar con relativa facilidad. Te explican de las vetas, de los huesos de un minero y llegas a un pequeño depósito de agua que tienes que tocar, o sufrir de 7 años de mala suerte. Ya una vez logrado esto, vas de regreso al mundo iluminado. No sin antes tener que hacer un buen esfuerzo con piernas y brazos, ayudándote de una cuerda. Los efectos de esto los vi el domingo -quizá sea mas apropiado decir que los sentí. ¡No podía moverme! Pero nada que un buen gel y analgésicos no resuelvan. A esa mina siguen otras varias. Aquí dejo una foto de cada una de las que visité, junto con una de la fuente de Mineral.
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Regresamos hacia el pueblo, para ahora ir rumbo hacia la hacienda de Santa Brígida, donde están las ruinas que uno ve como símbolo del pueblo. Para ello tiene uno que tomar otra terracería, y yo pensaba que era más o menos cerca de la carretera, pero es una distancia más o menos considerable (quizá unos 15 minutos en coche). El asunto es que de pronto puede uno vislumbrar una construcción blanca y roja en el cerro y ese es justamente lo que estábamos buscando. Supongo que el casco de la hacienda original, aunque muy bien conservado por fuera. No pudimos entrar y de hecho no vi a nadie alrededor en ese momento. Lo cual me preocupó un poco cuando me percaté que una de las llantas del carro estaba anormalmente baja. Asi que me apresuré a tomar unas cuantas fotos y ya no pude explorar más, salí destapado hacia el pueblo para ver si había alguna llantera donde repararan el neumático (por cierto que allá les llaman talachas a las llanteras). No había ninguna en Mineral, asi que terminé encontrándola ya en la autopista a Querétaro, donde un señor que solía trabajar en los pits de carros de carreras me la arregló en dos minutos con una técnica que había aprendido allá. Hasta hoy la llanta sigue perfecta. Estas imágenes son de Santa Brígida:Este es sin duda un lugar mágico, al que quedan ganas de regresar.
Aqui y aquí hay mas información sobre este bello sitio.